Por qué el precio del petróleo puede subir aún más
Las nuevas sanciones financieras y el éxodo de empresas y tecnología occidentales podrían causar un daño duradero a la capacidad de producción de petróleo de Rusia.
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Las tropas rusas se preparaban para invadir otra antigua república soviética. Los precios del crudo se disparaban. Los países occidentales imploraban a Arabia Saudí que abriera el grifo. Esto sucedió en 2008, justo antes de que Vladimir Putin enviara tanques rusos a través de la frontera con Georgia. El precio del petróleo en Estados Unidos llegó a alcanzar un máximo histórico de casi US$ 150 el barril.
Este lunes, los precios estadounidenses se situaban en torno a los US$ 125 el barril, mientras que el referente internacional, el Brent, alcanzó un máximo de US$ 139 antes de retroceder después. Pero los ecos de 2008 son cada vez más difíciles de ignorar.
La sed implacable de energía de China apuntaló ese repunte hace catorce años. Esta vez, incluso, las economías desarrolladas se están sumando a un atracón pospandemia de combustibles fósiles. El consumo de petróleo en Estados Unidos alcanzó un nuevo máximo en las últimas semanas. El consumo mundial hará lo mismo este año, según la Agencia Internacional de la Energía.
La oferta es insuficiente para cubrir la demanda -un legado de la menor inversión mundial en producción en los últimos años, que se ve agravada ahora por los profundos recortes de gasto de capital realizados en el sector del shale estadounidense tras el desplome del petróleo inducido por la pandemia-. Algunos productores de la OPEP tienen dificultades para cumplir sus cuotas de producción.
Un mercado convencido hace unos años de que la revolución del shale en EEUU había traído una era de abundancia infinita, se preocupa ahora por la escasez. La posibilidad de que se someta a sanciones a los envíos de petróleo de Rusia -que suministra alrededor del 5% de la demanda mundial de crudo y el 10% de las exportaciones de productos refinados- está agravando esos temores.
Y aunque no se produjese un embargo, las nuevas sanciones financieras y el éxodo de empresas y tecnología occidentales podrían causar un daño duradero a la capacidad de producción de petróleo de Rusia. Esto hace que los precios del petróleo, que ya han subido un 25% en dos semanas, apunten a una mayor subida, según afirman los alcistas.
Hacia los US$ 150
"En última instancia, lo que estamos viendo es una revalorización del petróleo", explica Christyan Malek, director general de JPMorgan. Su banco afirma que el crudo podría alcanzar los US$ 150 en 2023. Sin embargo, la crisis rusa podría provocar un "rebasamiento masivo", advierte Malek.
Los precios del petróleo en EEUU casi se triplicaron en tres meses durante el embargo del petroleo árabe de 1973, y nuevamente se duplicaron en dos meses tras la revolución iraní de 1979, al desplomarse la producción de crudo del país. Otros proveedores intervinieron, minimizando el déficit mundial. En 1979, fue el miedo al desabastecimiento, y no el desabastecimiento en sí mismo, lo que provocó la subida.
Con todo, algunos señalan que siguen habiendo razones para ser bajista. El fervor especulativo ha disminuido un poco, afirma Pierre Lacaze, fundador del bróker LCM Commodities. La llamada gamma negativa -los operadores de opciones que cubren sus posiciones cortas cuando los precios suben rápidamente- fue un factor importante cuando los precios del petróleo subieron de US$ 70 a 100 el barril. Pero no hay suficientes posiciones cortas "realmente significativas" que indiquen un alza de los precios únicamente sobre la base de la gamma negativa, sostiene Lacaze. El mercado responde más bien a la geopolítica y a los fundamentales.
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Y esas fuerzas aún podrían volverse en contra de los precios del petróleo. Las consecuencias de la guerra de Ucrania podrían frenar la economía mundial. Un acuerdo diplomático con Irán permitiría la entrada de más petróleo de ese país en el mercado. Analistas de Citi afirman que el aumento de la producción mundial, incluida la de Irán, hará bajar los precios este año "a medida que el foco se desplace del riesgo geopolítico al exceso de suministro sostenido y al pico de la demanda de petróleo".
EEUU y otros países también han demostrado que están dispuestos a liberar reservas estratégicas de petróleo para intentar controlar los precios, según señala Amy Myers Jaffe, profesora de la Fletcher School de la Universidad de Tufts. Sin embargo, las pérdidas sostenidas de suministro de petróleo ruso serían difíciles de solucionar. Incluso el prolífico shale estadounidense necesitaría años para hacer su parte.
A la larga, un shock de precios ofrecería otra razón de peso para dejar de consumir los combustibles fósiles que causan el cambio climático. El cambio a los vehículos eléctricos se aceleraría. Los precios altos curarían los precios altos. Pero nadie sabe cuál es ese umbral de destrucción de la demanda. A diferencia de la subida de precios de julio de 2008, cuando se estaba gestando la madre de todas las crisis crediticias, el telón de fondo económico actual también es alcista. Muchos consumidores disponen de abundante dinero por los estímulos pospandemia, y ansían quemar energía. "Seguimos subestimando el precio del petróleo que el mundo puede soportar", advierte Malek. Si esta es su primera crisis del petróleo y ya hace muecas de dolor delante del surtidor, prepárese. El mercado cree que probablemente pueda soportar más.